Séraphine Louis nació en 1864 en Assy (Oise) y murió en 1942; es considerada una pintora de estilo naíf. Tuvo una vida muy dura esta silenciosa mujer, huérfana desde los siete años. Nunca pudo estudiar pintura, de pequeña fue pastora, después trabajó de sirvienta.
La técnica de Séraphine Louis es completamente particular, consistía en el uso de la pintura Ripolin –la más común del mercado-, mezclada con la cera de velas que cogía en la iglesia, tierra extraída del cementerio y otros campos, de su propia sangre, que extraía de sus heridas o de animales y daba vida a sus cuadros.
«Sus cuadros te transmiten paz y armonía: a veces te hacen pensar en una particular visión del paraíso.»
A Séraphine le gustaba hablar y abrazar a los árboles y las flores. Pintaba en una especie de trance, según decía, por indicación de los ángeles y la Virgen: “escuchaba una voz que se lo pedía”. Humilde e ignorante de su talento, no pensaba, que sus pinturas pudieran tener valor comercial. Plasmó un mundo interior, lejos de las penalidades y miserias que rodearon su existencia.
Su carrera fue relativamente corta. En 1930, tres años después de la primera exposición de Louis, Uhde dejó de comprar sus pinturas debido a la Gran Depresión. Séraphine Louis ingresó en el área de psiquiatría de un hospital geriátrico de Clermont, y, aunque Uhde informó que había fallecido en 1934, en realidad Louis sobrevivió hasta 1942, sola y sin amigos. “Para Séraphine el arte fue como una revelación. Para ella la pintura –igual que para Van Gogh- era un acto afectivo. Era como si se redimiera mediante el acto de la creación.
Resumen realizado por DOLORES OJEDA RODRÍGUEZ tutora
6º de Primaria CEIP Ferrández Cruz
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